El mantenimiento y el control de los cambios son clave para mantener la eficacia de la prevención
En el contexto empresarial, un activo se define como un recurso que posee un valor real o potencial para la empresa. De manera similar, la prevención de riesgos laborales se debe considerar un activo, ya que su importancia radica en salvaguardar tanto los activos humanos como físicos de la empresa.
Activos Humanos: Las personas que trabajan son activos vitales para una empresa. Su salud y seguridad son fundamentales para el funcionamiento eficiente y exitoso de la empresa. La prevención de riesgos laborales se centra en proteger la salud y seguridad de las personas trabajadoras, asegurando que estén libres de lesiones, enfermedades y accidentes en el lugar de trabajo. Al proteger a las personas trabajadoras, la empresa salvaguarda su capital humano, que es un activo esencial para el éxito a largo plazo.
Activos Físicos: Además de los recursos humanos, en la empresa también hay los activos físicos, como equipos, maquinaria, instalaciones y propiedades. La prevención de riesgos laborales implica, en parte, también la implementación de medidas para proteger estos activos físicos de daños, deterioros u otros peligros. La implementación de prácticas de seguridad adecuadas y el cumplimiento de normativas de prevención de riesgos laborales garantizan que estos activos sean mantenidos en condiciones óptimas, lo que contribuye al éxito operativo de la empresa.
Estos activos físicos deben de estar adecuadamente elegidos e instalados y, posteriormente, con un peso muy importante en la empresa, se deberán adoptar las medidas necesarias para que, mediante un mantenimiento adecuado, los equipos de trabajo se conserven durante todo el tiempo de utilización en unas condiciones tales que garanticen la seguridad y la salud del personal trabajador al utilizar dichos equipos.
Dicho mantenimiento se realizará teniendo en cuenta las instrucciones del fabricante o, en su defecto, las características de estos equipos, sus condiciones de utilización y cualquier otra circunstancia normal o excepcional que pueda influir en su deterioro o desajuste.
Además, para mantener una prevención efectiva, es esencial realizar una adecuada “gestión de cambios”, ya que cualquier modificación en los procesos, equipos o procedimientos laborales puede generar nuevos riesgos o intensificar los existentes. Por ende, es fundamental fusionar el control de cambios con la prevención de riesgos laborales. Esto requiere una evaluación minuciosa de los posibles impactos en la salud y seguridad de los trabajadores antes de implementar cualquier cambio, así como la identificación y reducción de los riesgos asociados. Además, se debe proporcionar capacitación a los empleados afectados y asegurar una comunicación efectiva sobre los cambios y sus implicaciones para la seguridad en el trabajo.
En consecuencia, la prevención de riesgos laborales resulta crucial para resguardar tanto los activos humanos como los materiales de una empresa, garantizando así su valor presente y futuro, y fomentando su estabilidad y desarrollo a largo plazo.
En el contexto empresarial, un activo se define como un recurso que posee un valor real o potencial para la empresa. De manera similar, la prevención de riesgos laborales se debe considerar un activo, ya que su importancia radica en salvaguardar tanto los activos humanos como físicos de la empresa.
Activos Humanos: Las personas que trabajan son activos vitales para una empresa. Su salud y seguridad son fundamentales para el funcionamiento eficiente y exitoso de la empresa. La prevención de riesgos laborales se centra en proteger la salud y seguridad de las personas trabajadoras, asegurando que estén libres de lesiones, enfermedades y accidentes en el lugar de trabajo. Al proteger a las personas trabajadoras, la empresa salvaguarda su capital humano, que es un activo esencial para el éxito a largo plazo.
Activos Físicos: Además de los recursos humanos, en la empresa también hay los activos físicos, como equipos, maquinaria, instalaciones y propiedades. La prevención de riesgos laborales implica, en parte, también la implementación de medidas para proteger estos activos físicos de daños, deterioros u otros peligros. La implementación de prácticas de seguridad adecuadas y el cumplimiento de normativas de prevención de riesgos laborales garantizan que estos activos sean mantenidos en condiciones óptimas, lo que contribuye al éxito operativo de la empresa.
Estos activos físicos deben de estar adecuadamente elegidos e instalados y, posteriormente, con un peso muy importante en la empresa, se deberán adoptar las medidas necesarias para que, mediante un mantenimiento adecuado, los equipos de trabajo se conserven durante todo el tiempo de utilización en unas condiciones tales que garanticen la seguridad y la salud del personal trabajador al utilizar dichos equipos.
Dicho mantenimiento se realizará teniendo en cuenta las instrucciones del fabricante o, en su defecto, las características de estos equipos, sus condiciones de utilización y cualquier otra circunstancia normal o excepcional que pueda influir en su deterioro o desajuste.
Además, para mantener una prevención efectiva, es esencial realizar una adecuada “gestión de cambios”, ya que cualquier modificación en los procesos, equipos o procedimientos laborales puede generar nuevos riesgos o intensificar los existentes. Por ende, es fundamental fusionar el control de cambios con la prevención de riesgos laborales. Esto requiere una evaluación minuciosa de los posibles impactos en la salud y seguridad de los trabajadores antes de implementar cualquier cambio, así como la identificación y reducción de los riesgos asociados. Además, se debe proporcionar capacitación a los empleados afectados y asegurar una comunicación efectiva sobre los cambios y sus implicaciones para la seguridad en el trabajo.
En consecuencia, la prevención de riesgos laborales resulta crucial para resguardar tanto los activos humanos como los materiales de una empresa, garantizando así su valor presente y futuro, y fomentando su estabilidad y desarrollo a largo plazo.